Cómo cambió todo hace dos años: la noticia más inesperada

Primera foto justo después de mi última cirugía en noviembre del 2020

Hola,

Llevaba mucho tiempo sin escribir ninguna entrada “profunda” en mi blog, casi que ni he publicado recetas, pero es que necesitaba un respiro después de todo lo que me pasó el último año y medio. Necesitaba descansar y no ponerme ninguna presión para poder así tratar de entender lo que me estaba pasando. Así que antes de todo me gustaría pediros disculpas, pero las 4 cirugías del año pasado y la publicación de mi libro me dejaron KO, con una gran necesidad de dedicarme tiempo después de haber compartido tanto para ayudar a los otros, sin imponerme ninguna obligación de tener que publicar cosas en el blog porque si no dejarían de leerme.

Comiendo ramen con Yuki

En fin, hoy creo que es un gran día, y no solo porque es el cumpleaños de mi madre, sino porque hace justo dos años me estaban operando de urgencias.

Por si es la primera vez que me leéis, os voy a hacer un breve resumen. A los 25 años me diagnosticaron cáncer de colon, a los 27 metástasis en el peritoneo que no pudieron operar, dos años más tarde esas metástasis no se veían en los tacs. Luego, en diciembre del 2018 parecía que volvieron a aparecer.

Con Sito, Alex, Yuki y Handan en un restaurante de Sushi vegano

Los siguientes 6 meses fueron horribles, no conseguía gestionar la situación ni a nivel psicológico ni físico, dependiendo de lo que comía tenía que pasarme horas e incluso días tumbada en el sofá, intentando descansar y esperando que volvieran a funcionar los intestinos. Las imágenes en los tacs continuaban creciendo, por mucho que intentara cuidarme. Tenía la situación descontrolada, y eso nunca me había pasado. No contaba con la vitalidad que tenía antes para encarar este tipo de situaciones, pero la verdad es que nunca había tenido tanto dolor, ni tampoco los tumores habían crecido a esa velocidad. Un PET TAC en febrero confirmó que volvía a tener tumores. Pero nadie me quería operar, una vez más. Yo solo pedía que me quitaran el tumor que tanto me estaba molestando para, al menos, poder vivir mínimamente normal, porque la situación era insostenible, en serio, uno dolores que nada podían calmar, me llevaban, una vez más, a tener miedo a comer. Además, es que casi nada me sentaba bien. No voy a volver a explicar la historia de aquellos meses porque ya lo hice en su momento, lo que me gustaría hacer en esta entrada es intentar comprender todo lo que me ocurrió, porque las cosas siempre pasan por algo y siempre tenemos cosas que entender. Quiero agradecer a Raúl y Mary todo lo que hicieron por mi aquel día. Tener una amiga en la sala de operaciones la verdad es que me tranquilizó mucho, mientras me preparaban rápidamente (¡dios! Fue hacerme el TAC y decirme que me operaban ya, pero les pedí que esperaran a que vinieran mis padres y Alex para despedirme de ellos, por si las moscas) Mary me decía que visualizara que no estaba pegado a nada para que la cirugía fuera muy bien. ¿Cómo? ¿Dónde tenía que estar enganchado? Me abrieron pensando que se encontrarían metástasis peritoneal, pero se llevaron la sorpresa de que era un tumor desmoide. No sabía que era eso, evidentemente.

Finalmente pude volver a ver a Sol

Recuerdo levantarme en reanimación y lo primero que me dijo Raúl es que había ido todo bien, que no eran metástasis sino un tumor demoide (de 1kg) y que se había podido quitar sin problemas. ¡Y que no vieron nada nada nada de metástasis! Y eso que buscó y rebuscó por todas partes. Finalmente, aquello que había anhelado durante tantos años. Lo primero que le dije es que se lo comunicara a Alex y a mis padres. Me dijo que ya lo había hecho. Me sabe mal no haber visto sus reacciones, sus caras, cuando se lo dijeron. Pero no se puede tener todo en esta vida. Parecía que me había despertado de una pesadilla que me llevaba persiguiendo 8 años. Pero, si os soy sincera, todavía estaba atontada por la operación y cuando vi al Alex le pregunté si aquello era cierto o eran alucinaciones postanestésicas. Teníamos que esperar los resultados de las biopsias, pero, por lo visto, las diferencias entre carcinomatosis peritoneal y un tumor desmoide son claras.

Celebrando el cumple de Marta

Tuve una infección grave tras la cirugía y me costaba mucho dormir, no fue tan horrible como lo que me pasó en febrero del 2020, pero lo pasé muy y muy mal. Tengo la memoria un poco borrosa sobre aquellas semanas que estuve en el hospital. Recuerdo que pasado unos 10 días estaba medio durmiendo en la habitación (era como si no pudiera dormir por las noches y medio dormía durante el día). Me despertó y me dijo que, a pesar de no tener los resultados definitivos definitivos de la biopsia, le habían dicho a que era casi al 100% un desmoide y que en ninguna de las muestras que me habían cogido aparecían rastros de carcinomatosis peritoneal. Creo que se lo escribí a Alex, el se encontraba en Malasia trabajando (en la Asia Talent Cup). Me hubiera gustado que estuviera el conmigo, porque creo que nos merecíamos estar juntos en el momento en que nos comunicaran tal noticia, pero no se puede tener todo. Me dormí y al despertarme vi que Alex me había escrito un whatsapp diciéndome que estaba super contento y que lloraba de la emoción, que no se lo podía creer. Por entonces, yo no estaba convencida de si había soñado todo aquello o que, y le escribí y le dije “uy espera, que ahora no sé si lo he soñado o que”, y le escribí a Raúl para ver si él me había comunicado aquella noticia o era parte de mi imaginación/sueño. Me dijo que si que me lo había dicho. Creo que al día siguiente ya me confirmó que los exámenes patológicos eran definitivos.

Con Mary y con Raúl, los cirujanos que me han operado las últimas veces

Han pasado dos años desde aquella cirugía, y desde entonces me han operado otras 4 veces. 3, porque soy tonta (ya os lo explicaré, fue un capricho que se complicó, pero creo que tenía todo el derecho a intentarlo) y otra porque me volvieron a aparecer 4 desmoide, esta vez no en los intestinos sino en la pared abdominal. Pero ya os lo explicaré más adelante.

En esta entrada os quería hablar un poco del miedo que tenemos a morir, o del apego que tenemos a la vida y a las personas.

Kirikín

Desde que me diagnosticaron cáncer por primera vez mi gran miedo no era la muerte, sino no poder continuar a pasar tiempo con las personas a las que quiero (incluidos mis perros, que son como las personas – o incluso mejores). No sé que es lo que pasa cuando te mueres, no sé dónde vas, no sé si es mejor o es peor, tengo mis ideas, pero tampoco voy a hablar de ello aquí. Lo que está claro es que abandonas el cuerpo y te vas a otro lugar. No te llevas nada de lo que has comprado, lo material, por lo tanto, es inútil. Te llevas solo las experiencias y las vivencias. No te vas a llevar el mejor coche del mundo, eso se va a quedar aquí, así que intentar reflexionar sobre esto (creo que nuestra sociedad anda equivocada) y disfruta del tiempo que tienes a disposición, ya sea 1 segundo o 100 años, antes de morir. Aprovecha el tiempo para estar bien contigo mismo, para estar bien con los demás, para hacer cosas que te gusten y que te hagan feliz. No pierdas todo (y digo todo el tiempo, un poco está claro que es necesario) para trabajar o mirando las pantallas. Mira el planeta. Mira las cosas. Gasta tu tiempo con las personas que merezcan la pena.

Bongo

Os aseguro que esto es muy fácil de decir, pero muy difícil de aplicar. A la que estas bien entras otra vez en la rueda de la sociedad y muchas veces te olvidas de llevarlo a cabo. Pero, luego, ¡PAM! Otra vez más la vida te para y te hace pensar (a base de golpes) que no estabas siguiendo lo que tu esencia quiere. Que destinabas demasiadas horas al trabajo o a cosas que realmente no dejan de ser. Y más en plena cuarentena, en la que casi no veía ni a mis padres (me pilló justo al salir del hospital). Durante aquellos meses me estaba recuperando de las tres cirugías y de las dos peritonitis que me habían afectado a los pulmones y tenía mucho cuidado con el tema COVID. Hasta que llegó noviembre y me dijeron que me tenían que volverme a operar. Entonces me di cuenta de que no estaba viviendo como realmente debía y tenía que encontrar un equilibrio entre las medidas covid y la felicidad, porque realmente, dentro de mi he tenido (y tenía) cosas peores que el virus.

Sé que en cualquier momento puede volver a aparecer el cáncer, o algún desmoide nuevo (es bastante probable, este último) de la misma manera que lo sabía antes. Pero no es lo mismo vivir con la sensación de tener una bomba de relojería dentro de tu cuerpo que en cualquier momento puede estallar y quitártelo todo, que vivir sabiendo que, al menos, en aquella operación, no la tenías.

Celebrando el cumple de mi madre, justo dos años después de la cirugía

No sé cómo disfrutas más, no sé cómo aprecias más los momentos o los gestos de las personas, no sé como vives con más consciencia cada segundo, no sé cómo te atreves a hacer más las cosas, no sé cómo eres más sincero, cómo disfrutas más, si con o sin “bomba” dentro. Lo que si que sé es que vives sin menos presión y más relajada, para mí fue como si hubiera vuelto a nacer, como si finalmente volvía a tener la oportunidad de nacer de cero. Y digo de cero porque no tenía, en principio, nada dentro. De oportunidades se me han dado muchas, pero no es lo mismo que te den una oportunidad con meses de vida, o que te den una oportunidad sin fecha de caducidad (de acuerdo con el estadiaje de la enfermedad). Y creo que las he aprovechado todas, quizás no tal y como me hubiera gustado (pues ahora por ejemplo llevo mucho tiempo sin poder viajar que es una de las cosas que más me gusta).

Tener una “bomba” dentro, es así como he decidido nombrarlo porque creo que es una buena metáfora para explicaros como me sentía, es muy motivador (en cierto modo para mi sigue estando) y yo necesito motivación para no relajarme. De hecho, a veces me siento culpable porque no soy tan exigente como lo era antes. Eso sí, esa bomba tiene que ser silenciosa y no causar daños físicos, porque entonces si que te jode bien, como habéis leído antes durante aquellos meses estuve fatal, pero del 2014 al 2019 era como si nada, haciendo vida normal, siendo consciente de lo que tenía dentro. Pero era feliz, con dolor, no se es feliz y por mucho que lo intentes, es difícil vivir como si nada.

Mi barriga después de la última cirugía

Sin duda alguna, el dolor es lo que peor he llevado, y llevo. El dolor me desestabiliza, me provoca impotencia y rápidamente cambia mi humor y el positivismo, a pesar de la situación en la que me encontraba/encuentro, desaparece. Todo se nubla y mi energía baja completamente, y por lo tanto mi vibración. No quiero que pase, pero pasa, y todavía me provoca más frustración, porque soy consciente de que sin dolor podría ser feliz y estar tranquila y todo mejoraría. Tolerar el dolor físico y todo lo que comporta a nivel psicológico es sin duda alguna mi asignatura pendiente.

Siempre que no he tenido dolor, aún y sabiendo que tenía metástasis, me he considerado (y me considero) curada y feliz. Siempre se lo decía a mi oncólogo, mientras no tenga dolor, para mi es como si fuera una persona normal. Pero el dolor de vez en cuando vuelve. Quizás, algún día, seré capaz de no estresarme y mantener el positivismo a pesar de sufrir dolor. Sin ir más lejos, hace unos tres días, tenía unos dolores horrorosos, continuaba haciendo vida normal y siempre Alex me pregunta: “¿se te ha pasado ya?” y yo le digo “no, tardará, aunque me mueva me duele, me duele igual estando estirada que haciendo cosas, y mientras hago cosas no pienso tanto ni me concentro tanto en el dolor, deseando que cese”. No tengo miedo a la muerte, tengo miedo al dolor, porque se que no me deja ser feliz.  

Después de la gastroscopia que me hicieron en mayo

En la cirugía de noviembre del año pasado me quitaron un trozo de abdomen. Esto es ahora mi barrera, aceptar que no me puedo levantar como antes de la cama, y por lo tanto dolor de espalda de vez en cuando (por suerte tengo masajistas en mi familia XD), no puedo levantarme del sofá sin ayuda de los brazos, tampoco. Y eso a veces me provoca rabia, estoy trabajando en aceptar la nueva situación y saber que es irreversible. La malla también molesta y sé que habrá posturas de yoga y otras cosas que no podré realizar más. Así que, valorar SIEMPRE y agradecer SIEMPRE todo lo que vuestro cuerpo hace por vosotros, porque a veces hay situaciones en las que no puedes volver atrás y lo pierdes para siempre. Aunque tengáis dolor, aunque creáis que podría ser mejor, agradecer lo que hace por vosotros en el presente.

Con Meri, Takuma, Tatchakorn y Alex

Pero estoy muy contenta porque al final sigo bien, feliz, agradecida, lista para aprender muchas cosas más, con ganas de vivir. Y ahora tengo salud. En noviembre no había rastros de metástasis tampoco (aunque si tenía 4 tumores desmoide), hace unas semanas me hicieron una gastroscopia y Raúl ya me ha comentado que las muestras que me cogieron han salido bien. Puedo hacer yoga suave (me gustaría hacerlo como antes, pero estoy en proceso de aceptar que quizás no podrá ser y agradezco poderlo hacer, si más no, suave y adaptado). He vuelto a caminar (intento ir 1h30 minutos por los Galliners cada mañana, pero ahora con la calor creo que tengo que moderarme un poco). Está claro que me gustaría hacer muchas más cosas, pero bueno, tengo que aceptar que mi cuerpo, para continuar aquí, ha sufrido unos cambios, y en lugar de enfadarme conmigo misma, intentar estar contenta con él. Dejadme un poco de tiempo, es todo muy reciente y os mentiría si os dijera que ya lo he aceptado. Cuesta, cuesta.

Con Yuki

Y para terminar esta entrada, quería agradecer a todas las personas que habéis comprado mi libro, y a todas las que me enviáis vuestras opiniones y los que habéis dejado opiniones en Amazon, pues me ayudan un montón. Estoy muy contenta porque he ayudado ya a muchas personas y está gustando mucho. Os dejo el link aquí, por si os interesa y lo queréis comprar en Amazon. También me lo podéis comprar por Wallapop y os lo envío yo (contacta conmigo en nairuna@gmail.com) .

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Biovita – SANT QUIRZE DEL VALLÈS

Avda. Països Catalans 9 F

 

Con Takuma

Kiro y Sabu durante la tormenta

Takuma feliz con Bongo y Kiro. En principio era alérgico a los perros, quizás Bongo y Kiro no sean perros ;P

Kirikín

Estas fotos son de los últimos meses ;) cuando hable más en detalle de cada evento ya pondré fotos más antiguas, no tenía ganas de buscar demasiado!

 

Muchas gracias a todos, quiero mandar mucha fuerza a dos chicas muy importantes para mi que pronto pasarán por quirófano. No pongo los nombres, ellas ya lo saben ;P 


Mil gracias, espero y DESEO poder escribir mucho más por aquí ;) 

  

Comentarios

  1. Hola guapa! Eres un ejemplo a seguir, mucho ánimo con el dolor💪 realmente pienso como tú, tengo cáncer colonorrectal con metástasis de grado 4, y si el dolor me da tregua vivo mi vida a 200% disfruto de mis hijos, ahora bien cuándo el dolor es intenso literalmente me siento que se me apaga el cuerpo que me estoy yendo muy a mi pesar y entro en un cuadro de tristeza profundo. Esto es muy muy duro. Gracias por comoartir tus vivencias 💋 Safy mama de Nil e Iris que se aferra a la vida.

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    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo con lo que comentas sobre el dolor! Veo que no solo me afecta a mi de la misma manera.
      Mucha fuerza Safy!

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  2. Núria ànims, jo estic desde 2015 amb metastasis de mamamamá, em van deixar tranquil.la fins el setembre 2020, ara ja esta controlat un altre cop i seguimseguimos, et llegeixo i t’admiro

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  3. Soy un amigo de tus padres
    Jaime
    Te sigo porque eres todo un ejenplo para esta vida
    Adelante,que tu eres mas fuerte que tu problema
    Felicidades y adelante

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